martes, 14 de noviembre de 2017

Dulces palabras


Cuando por alguna razón me veo obligada a aclararle a alguien que Daniela no contesta o se comporta de tal o cual manera porque tiene autismo, dicha palabra da lugar a que la persona que tengo en frente pronuncie frases célebres como:
-Los niños con autismo son más listos que los demás y muy cariñosos, ¿no?
-En el colegio de mi hijo hay un niño autista y es el más querido de la clase.
-Son niños como los demás, no les ocurre nada ni hay porque tratarlos de manera distinta. Simplemente tienen otra forma de ser y de comunicarse.
-Hoy todo esto está muy adelantado, no como antes, que si tenías un niño con problemas, lo que hace años llamaban subnormal, los padres lo escondían. Ahora no, ahora se sacan carreras y todo.
-El autismo es un modo diferente de ver el mundo, y quizás los que lo vemos de forma equivocada somos el resto. Ellos son ángeles enviados para hacer de este mundo un sitio mejor.
-Pues yo creo que lo que tiene son muchos mimos.
-Yo lo veo perfectamente...a los psicólogos no se les puede hacer mucho caso porque te vuelven loco.
-Estos niños no tienen ningún problema, es la sociedad quien lo tiene.

¿Os suena alguna de ellas?

Al escuchar alguna de estas frases casi me dan ganas de mirar al cielo y dar gracias porque mi hija haya sido tocada con la gracia del autismo.
Son frases inocentes que no pretenden hacer daño, si no dar consuelo haciendo uso de una imagen muy extendida y casi mística del autismo, que no se asemeja con la realidad que nosotros, padres de niños con cualquier tipo de Tgd vivimos, y que únicamente nos generan un sentimiento de incomprensión.

Tristemente son nuestros hijos quienes tienen una tarjeta que los califica como discapacitados.
Muchos de estos niños acuden a colegios ordinarios y ciertamente son muy queridos, pero otros reciben burlas, acoso e incluso han habido casos de padres de niños neurotípicos que se han unido para sacar al nene "problemático" del aula porque molestaba o retrasaba el ritmo de la clase.


Hay familias que se apoyan mientras otras se rompen a causa del desgaste que conlleva tener un niño con este trastorno, porque, seamos sinceros, tener un hijo "especial" no te convierte en un padre "especial".
Seguimos siendo seres corrientes, y en más de una ocasión nos descargamos con el pobre desgraciado que tenemos a mano, que como no, siempre es la pareja. Y por contra nadie mejor que la pareja para compartir los grandes momentos y logros de nuestros pequeños, porque nadie mejor que ella sabe el esfuerzo y el amor que han sido necesarios para alcanzarlos.
No todos los padres logran llevarlo con entereza, aceptarlo, estar a la altura de las necesidades de su hijo, del ritmo que adquiere todo, y cuando dejan de ser un punto de apoyo para su pareja pasan a convertirse en un lastre del que la otra parte a veces opta por deshacerse para poder tirar adelante. 
Daniela ha comenzado a ir al colegio. Muchos de vosotros conoceréis como yo, el vacío que se siente al no saber que ha pasado durante todas esas horas. Ella aun no se comunica verbalmente, no puede decirme si le ha gustado el desayuno, si ha pasado frío o calor, a que ha jugado o que ha aprendido, así que cuando voy a recogerla, corro en busca de la profesora mendigando un poco de información.
Soy yo la que sufre cuando la llevo al parque y otros niños me preguntan por qué Daniela no habla, y como ésta, podría enumerar muchísimas situaciones más.

Somos nosotros los que luchamos día a día contra el autismo, y no tiene nada de maravilloso, lo único fantástico, son nuestros hijos.

El padre de Daniela siempre me decía que visualizara a mi niña hablando, que proyectara en mi mente como me gustaría verla en el futuro, pero el presente era tan oscuro que nunca fui capaz. Era como si estuviese bloqueada, tan bloqueada como ella.

Nosotros decidimos saltarnos la condena del diagnóstico, buscar qué no estaba funcionando en el organismo de Daniela y comenzamos a tratar todo ello con medicina integral, hasta que dejamos de obtener resultados. El tratamiento duró más o menos un año y ante el estancamiento de Daniela decidimos probar con protocolo Dan y estudio genómico de dr. Lao.
Daniela avanza poco a poco, pero avanza, repite palabras y ello nos da la confianza de que algún día llegue a comunicarse verbalmente.



Con esto no deseo crearle  falsas esperanzas a nadie, este blog solo pretende contar nuestra experiencia a quien le pueda servir, y siendo desconocedores del final que tendrá.

Hoy vivimos un momento muy dulce en la evolución de nuestra hija, pero hay mucho trabajo detrás en lo que a su salud se refiere y mucho por hacer aún.
Os animo a que no os rindáis jamás, a que miréis al futuro de vuestros niños con optimismo y a que no dejéis que el diagnóstico ponga límites ni a vuestro hijo ni a vuestra mente.

Daniela, al igual que vuestros hijos, es especial, pero no por su autismo.

Cierro la entrada con un testimonio que no tiene nada que ver con el tema que ocupa este blog, pero que es un soplo de optimismo que de vez en cuando, nos viene bien a todos.








domingo, 30 de abril de 2017

Metilación, un proceso vital en el desarrollo neuronal


No me extraña que el autismo se represente con un puzzle. El TEA es un enorme y enigmático rompecabezas.

Siempre que puedo leo estudios o escucho conferencias sobre medicina, y a veces cuando termino me pregunto en que idioma estaban, porqué no entendí absolutamente nada, así que continúo buscando información hasta que consigo entender de que se trata o hasta que me vence el agotamiento. Todo ello  me ha hecho ver el autismo desde otra perspectiva, desde su vertiente biológica, donde un tratamiento basado en los principios de la Medicina Ortomolecular y la Genómica es muy recomendable. 

                  

Un intestino genéticamente sensible junto a un problema congénito metabólico y/o de desintoxicación (metilación) suelen ser los problemas más comunes entre los niños con autismo.  Si a ello le sumamos un entorno cada vez más tóxico, el intestino, principal barrera contra el exterior y principal órgano inmunológico del organismo, se acaba bloqueando. A partir de ahí comienzan los problemas de nutrición, la intoxicación y la inflamación del cerebro y del intestino.

Este entorno tóxico-ambiental y neurotóxico a nivel alimentario, es el que tenemos que evitarle a nuestros hijos en la medida de lo posible. No solo deberíamos estar más pendientes de qué comen (tengan autismo o no) si no de qué sustancias tóxicas pueden estar inhalando o penetrando en su cuerpo a través de la piel por medio de cremas, jabones...



Os cuento como curiosidad que hace unos días me acerqué a una de mis tiendas ecológicas de confianza a por un protector solar para Daniela. Cual fue mi sorpresa al ver que las cremas solares que me ofrecían contenían...ALUMINIO! si, si, como lo estáis leyendo, cremas ecológicas infantiles con aluminio. La explicación para esto es que sin ese elemento la crema no se absorbe bien y queda sobre la piel como una pasta blanca, dificultando su venta. De nuevo los intereses comerciales por encima de nuestra salud.
Puede que penséis que no es para tanto, pero si descubriérais que vuestro hijo/a padece intoxicación por aluminio como es el caso de Dani, os pensaríais dos veces si ponerle una crema que contuviese dicho metal, ya que este es también absorbido a través de la piel. 
Ahora en casa solo utilizamos productos naturales y ecológicos, tanto para la limpieza como para la higiene personal y debo decir que estoy encantada con ellos.

La última pieza que encontramos del puzzle de Daniela tiene que ver con la etapa del embarazo. A las 32 semanas de gestación tuve una amenaza de parto prematuro. Para frenar las contracciones estuve diez días haciendo reposo absoluto en la cama de un hospital recibiendo PRE-PAR de forma endovenosa. Durante ese tiempo comenté en varias ocasiones al ginecólogo mi miedo a tener que recurrir al parto inducido a causa de dicha medicación o a tener algún otro problema derivado de esto. Siempre me contestaba que no tenía por qué ocurrir ninguna complicación y que me quedara tranquila. 
Mis sospechas se hicieron realidad y Daniela nació por parto inducido a las 42+5 semanas. La medicación provocó un cambio en su metabolismo, por ello Daniela estuvo bien durante la lactancia materna, pero cuando comenzó con el biberón y su metabolismo tuvo que empezar a trabajar para digerir la leche de otro animal, se iniciaron las diarreas, la inflamación intestinal y los problemas inmunológicos. El intestino comenzó a dejar pasar  neurotóxicos (caseomorfina en este caso) hacia el torrente sanguíneo. Estos acabaron en el cerebro bloqueando la función neuronal.
Hace unos días consulté en Internet el prospecto del PRE-PAR  y me sorprendió ver lo siguiente:
ADVERTENCIAS Y PRECAUCIONES 
HTA, diabetes, asma. Historial de enf. cardiaca, ritmo cardiaco irregular o angina de pecho. Control presión sanguínea, pulso, frecuencia cardiaca del feto. Puede producir edema pulmonar. Vigilar estado de hidratación. La administración parenteral debe limitarse a 48 h como máx., a mujeres con 22 a 37 semanas de gestación y monitorizando a la paciente durante el tto.
Yo leo los prospectos de los medicamentos que tengo en casa, no los que me inyectan en la cama de un hospital, para eso están los médicos y yo confiaba en ellos, ya no. De haberlo leído antes, dudo que hubiese dejado que me administraran eso durante diez días estando en la semana 32. ¿Que se supone que debo hacer yo ahora? Que ello fue la causa de que me tuvieran que inducir el parto, de eso no tengo ninguna duda, como no dudo que esa dosis elevada de PRE-PAR fue la causa de los problemas metabólicos de Daniela, pero ¿que más pudo provocar?

La medicina "oficial" en ocasiones cura, en ocasiones hace crónicas enfermedades curables, en ocasiones daña y en ocasiones mata. Los doctores no son Dioses de la salud, ni sus medicamentos el único camino a seguir. Aprovecho este punto para mostrar mi indignación ante la reciente noticia de que acaba de nacer en España la primera asociación de farmacéuticos contra la homeopatía y otras prácticas llamadas erróneamente alternativas. Hablan de la medicina natural como una práctica ridícula y fantasiosa que no cura a nadie. Consideran a los productos naturales un simple placebo, ¿a que se debe tanta alarma entonces? 
Cualquier medicamento químico tiene una lista de contraindicaciones que hace temblar al más valiente y nadie pide que los retiren de la circulación; ni se indemniza a quien por su consumo a sufrido algún daño, pues somos conscientes de sus posibles efectos adversos. 
¿A que viene entonces tanto alboroto con la homeopatia? Pensadlo.
La mejor medicina, sin duda alguna, es la preventiva, y si se llega tarde, deberíamos de poder valorar cual es el camino menos invasivo y más consciente que nos devuelva a la salud.

Me pongo a escribir y tengo tantas cosas que contaros que me voy por las ramas. Hoy os quería hablar de la metilación y de como algún problema en ese ciclo se relaciona directamente con el autismo.
La metilación es un proceso vital en el desarrollo neuronal que hace solubles en agua los metales pesados tóxicos, como el mercurio y el aluminio que se encuentran en los alimentos, en las vacunas, cosmética o en el medio ambiente. Ello implica que estos y otros tóxicos pueden ser excretados fuera del cuerpo a través de la orina

Dos tipos de células blancas de la sangre (monocitos y linfocitos) necesitan ser metilados. La baja metilación en tales casos conduce a una baja funcionalidad en ciertos aspectos del sistema inmunológico que dependen de estas células y es probable que se sufra un deterioro de la memoria y otros problemas neurológicos
Se han encontrado niños con autismo que tienen anormalidades cerebrales que pudieran derivarse de la metilación inadecuada de las células nerviosas durante etapas críticas del desarrollo cerebral en la primera infancia. 
El ácido fólico (en la forma adecuada) es esencial para la metilación, y la falta de este en mujeres embarazadas hace tiempo se sabe que incide en el cerebro y la columna vertebral produciendo anomalías como la espina bífida. Después del nacimiento, este proceso de metilación sigue siendo vital en el desarrollo de bebés y niños pequeños. 

El Ciclo de la Metilación está constituido por cuatro rutas que están interralcionadas:
  • El ciclo de la metionina. 
  • El ciclo  del folato.
  • El ciclo de la urea.
  • El ciclo BH4 (biopterina). 

Cualquier alteración es alguna de estas rutas puede ser detectada en un estudio genómico, por eso lo consideran básico para un correcto diagnóstico y tratamiento del autismo.
Una metilación incorrecta puede causar una amplia gama de condiciones médicas graves, ya que participa en la reparación y construcción de ADN, en procesos inflamatorios, en sistema inmune, en alteraciones en procesos digestivos, equilibrio de neurotransmisores, detoxificación de metales, fluidez de membranas celulares, producción de energía (mitocondrias), actividad proteica, mielinización, cáncer, fallo renal, autismo, alzheimer, esquizofrenia, diabetes, fatiga crónica, convulsiones y problemas para dormir.
La mayoría de los científicos hablan simplemente de metilación, pero Amy Yasko acuñó el término "ciclo de metilación." Ella ha querido destacar el hecho de que la metionina se debe reciclar, y un problema en el reciclaje de esta sustancia nociva puede dar lugar a una escasez de la metionina y por lo tanto, surgen problemas en el resto de los procesos de metilación.
Una buena analogía sería el tráfico que fluye alrededor de una rotonda. Un obstáculo en cualquier lugar de la rotonda, genera atascos de tráfico en toda ella. Los niveles altos de homocisteína implican que en algún lugar de este camino algo no está funcionando bien. 

¿Qué puede provocar que el ciclo de metilación no sea eficaz?
1. Los polimorfismos que reducen la cantidad o eficacia de cualquier enzima implicada en el ciclo
2. Una deficiencia en cualquiera de los nutrientes necesarios por estas enzimas
3. Una reducción en la expresión génica, lo que podría estar causado por medicamentos, infecciones u otros factores ambientales. Esta es un área de investigación y hasta el momento no se sabe mucho sobre su relación con la metilación. 

Entre las muchas enzimas que metilan ADN, metales pesados, etc, está la Cotecol-O-metiltransferasa (COMT). Esta es responsable de parte del proceso de descomposición de ciertos neurotransmisores,  las catecolaminas, entre ellas la dopamina, epinefrina (adrenalina) y norepinefrina (noradrenalina). Estos neurotransmisores son esencialmente los que crean la mayor parte de nuestra personalidad, ya que forman el estado de ánimo y las emociones, la inhibición de comportamientos y capacidad de controlar el temperamento, y la planificación, la memoria a corto plazo y el pensamiento abstracto. 
Las personas con un polimorfismo COMT presentan un ritmo más lento que el promedio en la subdivisión de estos neurotransmisores que estamos mencionando. Por regla general, normalmente están equilibrados. La adrenalina, por ejemplo, provoca una oleada de excitación y estimulación para hacer frente a una crisis. La dopamina, por el contrario, impulsa la relajación. Se supone que nunca presentamos niveles altos de estos dos neurotransmisores al mismo tiempo. Imaginemos a un niño en la escuela con un polimorfismo COMT, lo cual provoca que sea lento eliminando estas sustancias . Él está lleno de dopamina, por lo que tiene una inmensa dificultad para concentrarse y puede dar la primera impresión de que es un vago, que no se interesa por nada. Su maestro le llama la atención, le asusta y provoca una importante subida de adrenalina. Ahora el niño está tan lleno de adrenalina y dopamina, que se siente cansado y energético, ambos a la vez. El síntoma más común de niños y adultos con este problema son los cambios de humor e irritabilidad extrema.



Existen otras enzimas como la CBS = cistationina beta sintasa. Ésta, en lugar de transformar la homocisteína en metionina, la convierte en cistationina. La cistationina se transforma luego a su vez y gracias a la intervención de otras enzimas, este proceso se denomina vía trans-sulfuración. Los polimorfismos en las enzimas de esta vía causarán intolerancias a los sulfitos, sulfatos u otras formas de azufre. Si esta vía trans-sulfuración no está funcionando bien, se acumulan cantidades excesivas de amoniaco, sulfuro de hidrógeno y alfa-cetoglutarato.  Amy Yasko afirma que esto conduce a la excitotoxicidad - manifestada en el detenimiento de los niños autistas y la sensación de estar "cansado pero alerta "en los adultos.


Los síntomas de la alteración de la metilación descritos anteriormente son comunes, tal vez incluso universales, en las personas con autismo, síndrome de fatiga crónica y la enfermedad de Lyme. 
Las personas con estas patologías que pueden pagarse un análisis genético completo siempre encuentran una amplia gama de polimorfismos que reducen la velocidad en la que producen la enzimas que forman el ciclo de metilación. 

Se puede saber si funciona bien el ciclo  de metilación a través de un análisis de sangre de los niveles de homocisteína o a través de un estudio de ADN.

Con todos estos datos intento que veáis el gran universo que hay trás un diagnóstico de autismo. Todo lo que lo puede causar, todo lo que nosotros podemos investigar y corregir, y esto es solo una pequeña parte.

Nuestros hijos son un ejemplo de superación, seamos nosotros un ejemplo de lucha.



domingo, 2 de abril de 2017

Época de preinscripción escolar...me quedo con el plan B.

El paso de Daniela por el colegio ordinario con USEE duró menos de dos meses. El comienzo fue bueno, se iba adaptando poco a poco, creo que incluso mejor que algunos niños neurotípicos, que entraban hechos un mar de lágrimas y no salían mucho mejor.

Llevábamos tres meses de tratamiento biomédico cuando Dani comenzó P3. Su sistema inmunológico continuaba débil y las temidas otitis no tardaron en llegar. Volvieron los estornudos, los mocos,  la fiebre y como no, el antibiótico. Ahora sabemos como evitarlo de una forma natural, pero por aquel entonces no nos quedó más remedio que administrarle Amoxicilina durante diez días por cada episodio infeccioso.

Mi hija había mejorado mucho durante  el verano, estaba más tranquila, nos miraba a los ojos, comenzaba a imitar gestos, palabras, ya no bruxaba los dientes ni hacia sonidos guturales, venía si la llamábamos..., pero todo ese avance iba desapareciendo con cada dosis de aquel medicamento.

                    

La primera toma fue de madrugada; acabábamos de llegar de urgencias, la llevé a su habitación y me senté en su sillita rosa con ella en mi regazo. A los pocos minutos de tomarse el antibiótico comenzó a reírse a carcajadas, a gritar, a saltar, a caerse, a tirarse literalmente contra las paredes e incluso a intentar trepar por ellas; parecía un animalito más que una niña de tres años; me partió el alma verla así. Cuando finalmente se calmó, se sentó en el suelo con su biberón y la tablet. Su padre y yo la mirábamos desde el sofá, sentados, sin pronunciar ni una palabra, sin poder reprimir las lágrimas, inmersos en un profundo dolor, mientras Daniela aún dejaba escapar alguna risotada.

El DR. William Shaw, Médico Bioquímico en el Hospital de pediatría de Mercy en EEUU, en los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, en los Laboratorios Smith Kline y fundador de The Great Plains Laboratory,  escribió un artículo llamado Sintamotología Ignorada, del que he extraído una pequeña parte.

"En el hospital estaban evaluando a un niño con autismo de dos años de edad. Yo le acababa de hacer la prueba de acidez orgánica. Los resultados que obtuve, que pensé estaban causados por la levadura, eran muy elevados. El niño se había desarrollado normalmente hasta aproximadamente los 18 meses, edad en la que tenía un vocabulario de unas 200 palabras. En varias ocasiones tomó antibióticos para combatir las infecciones de oído y había tenido la ubrera o afta (infección de Cándida o la levadura en la lengua). Después de esos episodios su conducta empezó a deteriorarse rápidamente. Perdió el habla completamente, se volvió sumamente hiperactivo, pasaba despierto toda la noche, perdió el contacto visual con sus padres, y fue diagnosticado con autismo.  

Este patrón del desarrollo normal y regresión siguiente relacionada con el uso de antibióticos es extremadamente común en el autismo y sobretodo en los varones  (la proporción es alrededor de 20/1 niños/niñas).  Los niveles de ácidos orgánicos de este niño estaban muy elevados, lo que pensaba era debido a la levadura intestinal. El médico del niño le recetó el medicamento antimicótico nistatina y al día siguiente su contacto visual mejoró, al cabo de unos días, empezó a dormir bien, y su hiperactividad disminuyó notablemente, al mismo tiempo, los niveles de ácidos orgánicos previamente elevados disminuyeron significantemente. "

Cuando un niño vive inmerso en los rasgos que caracterizan al autismo, las consecuencias de exponerlo a cualquiera de los elementos que pueden resultarles tóxicos o dañar su flora intestinal, pasan desapercibidas. Si el niño durante el día (y por desgracia a veces también la noche) se pasa las horas saltando, girando sobre sí mismo, haciendo todo tipo de sonidos sin intención comunicativa, estereotipias, rabietas y ese largo etcétera de comportamientos que definen este trastorno, no se le notará excesivamente si le estamos dando algo que lo está dañando. Pero si ese mismo niño evoluciona, consigue estar calmado, conectado e incluso afectivo, y ante un hecho puntual como la ingesta accidental de algún alimento no recomendado o el uso de alguna medicación, el niño sufre un retroceso, la evidencia se hace palpable.
La explicación que suelen dar los facultativos, es que el niño está más alterado debido al malestar del proceso infeccioso, y reconozco que eso tiene cierta lógica, pero después de ver a mi hija pasar por el mismo proceso con y sin dicho medicamento, a mi, no me venden la moto.

                    

Estamos a la espera de los resultados genómicos que certifiquen que Daniela tiene problemas de metilación, aunque en la práctica ya lo tenemos más que comprobado, tanto por sus cambios de comportamiento como por la acumulación de mercurio y aluminio detectados en sangre.

Había llegado el momento de poner en una balanza el que asistiera al colegio y arriesgarla a continuos retrocesos, o apostarlo todo al tratamiento biomédico que tan buenos resultados nos había dado hasta entonces. Ambas decisiones tenían una parte negativa.
Tras mucho meditarlo y dado que la escolarización no es obligatoria hasta los seis años, decidimos que Daniela no volviera a las clases, de momento. 

                   

Siempre que vamos de paseo hacemos el mismo recorrido. Primera parada, el parque que tenemos al lado de casa. Frente a él hay un colegio de educación especial, del que a diario vemos partir a niños y adolescentes con diferentes grados de afectación.
Un día salimos de casa más tarde que de costumbre, y cuando llegamos al parque ya habían bastantes niños jugando en él. Aprovechando que uno de los columpios estaba vació subí a Daniela; a su lado, otro niño se columpiaba bajo la atenta mirada de su madre.
Trás observarlo unos instantes hubiera apostado lo que fuese a que ese muchachito tenía autismo también.
Justo en ese instante, María, la psicóloga que había tratado a Dani en el Cdiap el año anterior, salió del colegio, saludó a la madre de aquel niño y después a mi.
-¿La conoces?- me preguntó sorprendida la madre. Y así fue como comenzamos a hablar.
Su hijo tenía ocho años, hacía poco que había dejado el pañal y aún no había iniciado el lenguaje. Había sufrido mucho hasta llegar a aceptar el diagnóstico, hecho que acabó rompiendo su relación matrimonial.
Me habló entusiasmada de aquel colegio específico, de las actividades que hacían y de lo mucho que habían ayudado al niño. Yo le hablé al mismo tiempo del protocolo que seguíamos con Daniela, de los cambios de comportamiento que habíamos logrado con la dieta y de los muchos problemas de salud que le habíamos descubierto y que estábamos tratando gracias a esta medicina no "oficial".
Creo que sus palabras hicieron más efecto en mi que las mías en ella, pues me escuchaba con cierto recelo. No la culpo. Después de luchar tantos años para aceptar la teoría oficial de que el autismo no es recuperable, de repente llega una mujer que le dice todo lo contrario y le habla de gluten, de cándida, de aluminio...debió de pensar que se había cruzado con una loca.

Un año después, he vuelto a preinscribir a mi pequeña en un colegio, pero está vez, de educación especial. El año pasado luchaba por conseguir una plaza ordinaria con apoyo y ahora me encuentro rechazando este modelo de integración que pierde agua por todos sitios.
Las distintas administraciones de educación no dotan a los centros ordinarios de los recursos necesarios para cubrir las necesidades de nuestros niños. De ahí las quejas de tantas y tantas madres cuyos hijos sufrieron un auténtico calvario antes de acabar en un centro específico. De igual manera que no me gusta como está planteado el modelo de educación especial, donde se agrupa a los niños por franjas de edad (de unos tres años) y no en cursos lectivos o según sus capacidades y, dónde desde luego, no existe la inclusión social. Pero, ¿que escoger entonces?

No he cambiado de opción porqué Daniela tenga más autismo hoy que un año atrás, éste no aumenta, pero si se hace más evidente con el tiempo.

Poco después de comenzar en el cole ordinario el año pasado, Dani empenzó a temerle a los otros niños.  Desde luego, una clase con veinticinco criaturas corriendo y gritando puede resultarle estresante a cualquiera y más aún a nuestros peques con dificultades sociales y comunicativas. Familiares y amigos creen que quizás vivió alguna situación desagradable con sus compañeros que la ha marcado. Yo opino que simplemente ahora es consciente de la presencia de otros cuando antes no lo era, o puede que pensar así sea una manera inconsciente de poder sobrellevarlo mejor, no lo sé. Teniendo esto en cuenta, creo que lo ideal para ella es un aula más reducida, con un máximo de cinco o seis niños, como las que tienen este otro tipo de centros, donde además cuentan con terapeutas, logopedas, psicólogos, etc.
Mi hija aún no ha desarrollado el lenguaje, ni se comunica ni se relaciona como debiera, sus necesidades son bien distintas a las de un niño neurotípico, así que la atención que necesita debe de ser mayor y especializada.

¿Me equivoque pues en defender la inclusión de nuestros niños en clases ordinarias? Creo que no. Opino que deben de tener las mismas oportunidades, y más siendo tan pequeños. Conozco a madres de niños con TEA que al entrar en el colegio ordinario iniciaron el lenguaje, y no solo eso, sino que poco a poco han ido dejando atrás el diagnóstico autista quedándose llanamente en un Tgd. Otros sin embargo, rondando la adolescencia, siguen sin poder comunicarse, pasando las horas en actividades propias de un niño de infantil y destinados a estar en un centro de día en un futuro no muy lejano. No hay dos niños con autismo iguales, puesto que sus causas tampoco lo son.

Para mi, el debate no está en colegio ordinario versus colegio de educación especial,  ambos tienen sus pros y sus contras, todo depende del niño, de la severidad de su disgnóstico, y de los apoyos con los que cuente el centro.
Hoy por hoy, creo que Daniela le sacará más probecho a una atención individualizada y formada para ello, así como a un ambiente más tranquilo.

Cierro esta entrada con un texto de esos que llegan al alma.

"Algunos padres se convierten en padres por accidente, otros porque lo eligieron así, unos por presión social y uno que otro por costumbre.
¿Se han preguntado alguna vez como son escogidos los padres de niños especiales?
Yo lo imagino a Dios...en las alturas seleccionando sus instrumentos de propagación, y con gran cuidado y deliberación.
Después de una larga enumeración, el Señor se detiene, le pasa unos nombres a un ángel, sonríe...y le dice:
- Da a ellos un hijo especial.
El ángel sorprendido pregunta:
- ¿Por qué a ellos Señor?... Son tan felices.
- Precisamente por eso, contesta el Señor sonriendo.
- Podría acaso yo dar un niño especial a padres que no saben sonreír...eso sería cruel.
- ¿Pero tendrán ellos paciencia Señor?, preguntó el ángel.
- Yo no quiero que ellos sean demasiado pacientes, porque se podrían ahogar en un mar de quietud y autocompasión, una vez que el impacto y el resentimiento hayan pasado, ellos harán llevadera su labor. Hoy les miré, ellos gozan de total independencia y autosuficiencia. El niño que les estoy dando tiene su propio mundo y ellos deberán hacerlo vivir en el suyo...y eso no es fácil.
- Señor yo no se siquiera si ellos creen en ti.
- No importa, lo puedo arreglar... sigo pensando que esta es la pareja perfecta, además tienen algo de egoísmo.
El ángel estupefacto exclamó: "¡Egoísmo!, ¿Es eso acaso una virtud?.
El Señor vuelve a sonreír...
- Si ellos no pueden ocasionalmente separarse de su hijo, no podrían sobrevivir. Sí, aquí están ellos, los que bendeciré con un hijo menos que perfecto. Ellos no se dan cuenta todavía, pero serán envidiados, ellos nunca tendrán límites, hasta el mundo verbal lo verán insuficiente porque un gesto, una mirada o una señal, serán para ellos los mensajes más completos de amor.
Si ellos describen un árbol o el atardecer a su hijo que no puede ver o entender, ellos mirarán mis creaciones como mi propia revelación. Permitiré que ellos vean claramente las cosas que solo yo puedo mirar: la ignorancia, la crueldad y los prejuicios, permitiré que ellos superen todo aquello. Ellos nunca estarán solos, yo estaré a su lado cada minuto de sus días, porque estarán haciendo mi trabajo y tan acertadamente como si lo hiciera yo."

Autor anónimo.


2 DE ABRIL, DÍA MUNDIAL DEL AUTISMO

sábado, 11 de marzo de 2017

Sensibilidad al gluten no celíaca y autismo.

"Nos culpamos por vernos afectados por una antiestética barriga hecha de trigo: demasiadas calorías, demasiado poco ejercicio,  poca moderación. Pero es más acertado decir que el consejo que nos han dado de comer más “productos integrales sanos” nos ha privado de nuestro propio control sobre nuestro apetito y nuestros impulsos, convirtiéndonos en gordos y enfermos a pesar de todos nuestros esfuerzos y buenas intenciones. No es culpa tuya. Si resulta que tienes una protuberante e incómoda barriga de trigo que tratas sin éxito de introducir en los vaqueros del año pasado; asegurándole al médico que no has comido mal, pero que aún tienes sobrepeso  y además estás cerca de la diabetes con un alto nivel en sangre de colesterol y azúcar; o si estás desesperadamente tratando de aceptar un par de humillantes senos masculinos, empieza a considerar decir adiós al trigo. Eliminado el trigo, eliminado el problema. ¿Qué tienes que perder excepto tu barriga de trigo, tus senos de hombre o tu trasero en  forma de hogaza?”
Wiliam Davis, cardiólogo estadounidense.

Tenemos la mala costumbre de acompañar todas las comidas con pan y es que hay mucho mito alrededor de este producto. El problema es que el trigo ha dejado de ser el cereal más o menos beneficioso que podía ser 50 años atrás. 

Actualmente el pan industrial puede contener:
  • Harina “blanca”: es una creación de laboratorio conseguida por el procesamiento de más de la mitad del trigo recolectado. En el grano desechado se encuentran las partes  más  ricas  en nutrientes, el  salvado  y  el  germen  de trigo. En el proceso  de  fabricación  de la harina restante se pierden la mitad de las vitaminas, la fibra y los minerales.
  • Amilopectina A: es el azúcar del trigo y tiene la facultad de elevar considerablemente el nivel de glucosa  en sangre,  produciendo inflamación por la acumulación de grasa en torno a los órganos.
  • Levadura química: en lugar de levadura natural viva (levadura madre) se utiliza levadura química que no contiene las bacterias naturales por contacto con el aire, pero sí otros elementos como bromato de potasio, aluminio, cloruro de amonio o cloruro de amilsa, que destruyen tu flora intestinal lo que te hace más vulnerable a enfermedades y alergias.
  • Dióxido de cloro: se utiliza para blanquear la harina… y también se utiliza en los detergentes.
  • Emulsificante: este componente se llama en realidad etileno, y es lo que se usa para mantener fresco el pan.
  • Persulfato: es un compuesto químico usado para niquelar metales que también se utiliza para mejorar la apariencia del pan; convierte el calcio en cal que el cuerpo no puede asimilar.
  • Monoglicéridos y diglicéridos: para mantener la humedad del pan. Es un emulsionante que, testado en animales, ha producido aumento del tamaño del hígado y pulmones y mala asimilación de ácidos grasos.
  • Yeso blanco (sulfato de calcio): utilizado exclusivamente para facilitar el amasado de grandes cantidades de harina en máquinas industriales.
  • Propionato de calcio: antibacteriano y fungicida, al ser ingerido destruye las enzimas que permiten asimilar el calcio y está vinculado con las migrañas.

Solución, comprar una panificadora y comenzar a elaborar nuestro propio pan o buscar una panadería con garantías de que la elaboración es artesanal, ecológica y ética. Para quienes no tengan mucha mano en la cocina o no dispongan de tiempo, deciros que  nosotros encontramos el Forn Jorba. Esta panadería ubicada en Manresa, es especialista en la elaboración de pan y bollería con harina de castaña, de trigo sarraceno, quinoa y arroz entre otras. Nosotros les enviamos por mail los productos que necesitamos junto con la lista de intolerancias que tiene Daniela y al día siguiente recibimos el pedido en casa. Ellos son conocedores del problema de intolerancias que rodea al autismo y me consta que elaboran sus productos con especial cariño, así que os los recomiendo, porqué además de ser sano, está todo buenísmo. Parece que os esté haciendo propaganda,  lo sé, pero encontrar lugares así, que nos faciliten el poder darles un caprichito a nuestros niños sin que les haga daño, hay poquitos, así que igual que a mi me facilitó la tarea, creo que a alguien le puede ayudar también el saberlo. Podéis contactar con ellos a través de la web www.fornjorba.com 



¿Pero que está pasando con el trigo?

El trigo, desde su creación, ha sufrido muchas transformaciones para aumentar su productividad y mejorar la panificación.
El trigo original era diploide (dos conjuntos de 7 cromosomas=14 cromosomas) y ha ido mutando hasta llegar a ser dos clases de trigo (duro y blando) con 28 y 42 cromosomas respectivamente. Lo que le sucede a nuestro organismo es que no lo digiere porqué nuestras enzimas digestivas no reconocen este trigo mutado.
El gluten, la gliadina y la glutenina, son los principales problemas del trigo actual.
El gluten es una glucoproteína compuesta por una proteína unida a uno o varios glúcidos (azúcares), simples o compuestos.
El gluten es muy utilizado a nivel industrial porqué aporta al producto elasticidad, esponjamiento, solidez y hace que no se desmenuce el pan.




La gliadina y la glutenina funcionan como anti-nutrientes inmunógenos, esto significa que son potenciales causantes de enfermedades autoinmunes.
Los cereales no están “preparados” para ser ingeridos como lo estarían las frutas. Estas proteínas actúan como una especie de “defensa” provocando en el cuerpo una respuesta inmunogénica (inmunogenicidad es la propiedad que permite a una sustancia inducir una respuesta inmune detectable) que produce la inflamación del sistema inmunológico.
Alessio Fasano, director médico del Centro de Investigación Celíaca de la Universidad de Maryland, Loren Cordain PhD. 

El gluten, en contacto con la mucosa intestinal, interfiere con el metabolismo y la absorción de nutrientes de los alimentos, provoca estreñimiento, sensación constante de leve fatiga, puede causar artritis reumatoide, lupus, gases e hinchazón intestinal, dolores musculares, confusión mental y ataxia (alteración del equilibrio, torpeza, pérdida de coordinación).

Con la manipulación genética de los alimentos llevada a cabo masivamente desde los años 60, la proporción de gluten en el trigo ha cambiado de un  5% a un 50%. Se calcula que hoy en día  el 90% del trigo ya es transgénico y en pocos años podría suponer el 100% de las cosechas.


La verdadera campaña es hacernos creer que los productos con gluten no dañan nuestra salud. Quizás quienes hagan campaña contra los productos sin gluten tengan intereses poco relacionados con nuestro bienestar. Si algo he aprendido, es a darle credibilidad a las cosas dependiendo de quien vengan.


Daniela no puede tomar alimentos con conservantes, colorantes, pesticidas o herbicidas, entre otros, porqué su cuerpo es incapaz de eliminar dichos químicos; por lo tanto no puedo comprarle casi nada en el supermercado, y tuve que recurrir a las tiendas de comida ecológica. Reconozco que no había pisado ninguna hasta entonces y fue ahí donde descubrí la comida de verdad. Los productos ecológicos, al no contener sustancias artificiales, son asimilados por el organismo sin alterar las funciones metabólicas. 
Al principio esto puede parecer un gasto inasumible, pero con un poco de organización y más tiempo en la cocina, se consigue regular el coste, además de alimentar  y nutrir mejor a nuestros hijos.  


Otro punto importante fué reemplazar el azúcar por Stevia. Lo peor que podemos hacer es darle a un niño con problemas de hiperactividad u otro tipo de alteración, sustancias que lo alteren aún más,  y ya ni hablemos si esos problemas van acompañados de una candidiasis intestinal, puesto que los azúcares sirven de alimento para estos y otros hongos. 
La hoja de Stevia sin procesar, no solo endulza sino que es medicinal. Edulcorantes como el aspartamo, con más de cien estudios que demuestran su toxicidad, se venden alegremente en cualquier supermecado de España, mientras que la venta de Stevia en su forma natural, es decir, con sus propiedades curativas, es ilegal. 
Si queréis saber más al respecto os animo a que veáis este video de Josep Pámies, un agricultor al que muchos tachan de timador. Desacreditar con insultos es sencillo, hacerlo con argumetos es más dificil, tanto, que hasta el momento no he visto a nadie hacerlo así. También os dejo un vídeo testimonio muy interesante y el enlace a la petición en Change.org para la libre venta de Stevia, para quien quiera colaborar con su firma.
https://www.change.org/p/dolors montserrat-i-montserrat-ministerio-de-sanidad-gobierno-de-espa%C3%B1a-no-a-la-retirada-de-la-planta-medicinal-stevia-del-mercado-stevialibre?recruiter=689301386&utm_source=share_petition&utm_medium=copylink


                     

                                                                       

Hace unos días recibimos los resultados del Test InmunoPro, en el que testamos 200 alimentos, y descubrimos que Daniela tiene intolerancia a las lentejas, al pimiento verde, al kiwi, a la quinoa, a los guisantes, al coco y a las avellanas. Este nivel de intolerancia se acentúa mucho más en el caso de la leche de origen animal y el gluten. 
Los expertos sostienen que esta prueba no sirve para nada y que carece de base científica. Entre quienes niegan su eficacia; encontramos por ejemplo al profesor Miguel Bixquert, vocal de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe del Servicio del Aparato Digestivo del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia, quien afirma que el "test Alcat" (también recibe ese nombre) debería llamarse "carat" por lo caro que es. Afirma que se trata de una estafa, ya que nunca ha sido comprobada su eficacia con arreglo a los criterios de la medicina basada en la evidencia. Estas palabras han sido extraídas de una noticia publicada en el periódico La Razón y las escuché también de la gastroenteróloga que lleva tratando a mi hija durante tres años en el Hospital de Sant Pau. Bien, a esto debo decir, que tras tres años de diarrea crónica diaria, han bastado dos semanas sin los alimentos que daban positivo en este "falso" test, para que a mi hija le desapareciesen por completo los problemas intestinales. Ni un solo episodio de diarrea más. Es vergonzoso e indignante. A todos aquellos padres cuyos hijos sufran episodios intestinales de este tipo, decirles que este test nos costó 280€, un precio bastante bajo teniendo en cuenta los resultados obtenidos. 

Así pues, mi hija padece lo que se empieza a conocer como sensibilidad al gluten no celiaca, pero que a la practica, debe tratarse igual que la propia celiaquía.


Por suerte, cada vez son más la empresas que certifican que sus productos están libres de gluten y aún así, es bastante difícil zafarse de las dichosas trazas.   
Muchos ven en esto una moda, pues dicen que no hay necesidad de poner este símbolo en alimentos que están naturalmente exentos de gluten, y que tras esto, solo hay intención de encarecer el producto.  Para quienes huimos incluso de las trazas, moda o no, nos es un alivio, porqué aunque un alimento no contenga gluten en su estado natural, no significa que no pueda haberse contaminado durante su elaboración en fábrica o durante la propia cosecha, como ocurre con la avena. Por eso es importante no consumir productos a granel, solo aquellos que certifiquen que están libres de gluten, y en caso de duda, no consumirlos o ponernos en contacto con el fabricante (por lo general, en los envases siempre encontraremos un número de atención al cliente). 
Encontrar todas las harinas, cereales, legumbres y frutos secos que queremos, envasados y certificados con la espiga barrada, resulta un verdadero via crucis si no dispones de mucho tiempo para ir de tienda en tienda, así que yo me he hecho asidua a comprar en tiendas de venta online que solo se dediquen a este tipo de productos. Tanto si es vuestro caso como si no, os recomiendo que echéis un vistazo a https://delicatessin.com https://delicatessin.com y  http://glutenfreeshop.es, donde además de la marca BioPrasad (es la que más utilizo, pues además de tener una amplia gama de productos ecológicos y sin gluten, también están libres de lácteos) encontrareis suplementos naturales muy interesantes y recetas extraordinarias. María Pérez de Seoane, además de ser la fundadora de esta web, es Técnico Superior en Dietética, Nutricionista Ortomolecular y una persona encantadora con la que he tenido el placer de contactar. Así que desde aquí, agradecerte la atención con la que me has tratado y el haber añadido este blog a los enlaces de interés de tu web.

Si tenéis niños pequeños con esta problemática del gluten, vigilad que la plastilina que le dais no contenga esta sustancia, ya que muchas marcas utilizan gluten y si nuestros pequeñines en un descuido se meten la mano en la boca tendremos un problema. 


Pasta de modelar Alpino sin gluten
                 

Sin duda alguna, hasta que  encontré el Forn Jora, lo peor fue hallar unas galletas que se adaptasen a todas las restricciones alimentarias de Daniela. Ella estaba acostumbrada a picar unas cuantas galletitas a media tarde, y ahora no lograba encontrar ninguna sin gluten, leche, huevos (es alérgica), azúcar o soja, así que si quería que mi niña volviese a disfrutar de unas deliciosas galletas, tendría que inventar una receta y hacérselas yo misma!  Muchos de mis intentos acabaron en la basura, no lo voy a negar, pero finalmente logré hacer unas galletas casi tan dulces como mi niña, así que aquí os dejo la receta y os animo a que las probéis.


                                   


Ingredientes:
En un bol:
-7 cucharadas soperas colmadas de harina de castaña.
-4 cucharadas soperas colmadas de harina de arroz (otra opción es la harina de maíz o de almendra)
-Una pizca de bicarbonato de sodio.

En otro bol mezclaremos:
-5 cucharadas de aceite de oliva suave (si es de primera presión en frío, mejor).
-Media cucharadita de Stevia (si os resulta un poco amargo, sustituir por una cucharada de Xilitol).
-1 cucharadita de canela en polvo.
-1 cucharada sopera de leche de arroz o cualquier leche vegetal dulce.
-1 cucharada sopera de lino marrón molido disuelto en media taza de agua. y dejado reposar unos minutos. (Esto sustituye al huevo y convierte esta receta apta también para veganos).
Y para los más golosos, podéis incorporar a los ingredientes líquidos dos cucharadas soperas de harina de algarroba y una de semillas de sésamo. Así no solo tendrán un toque crujiente y sabor a chocolate, si no que le añadiremos muchas más propiedades nutricionales a nuestras galletas.

Mezclamos bien estos ingredientes con la ayuda de una espátula y a continuación incorporamos las harinas. Amasamos la mezcla con paciencia, estiramos la masa y formamos las galletas con el molde que más nos guste. Las colocamos en la bandeja del horno, bajo dos hojas de papel vegetal y horneamos durante 6 o 7 minutos a temperatura media (dependiendo de la potencia del horno). No dejéis que se doren demasiado porqué quedarán muy duras. Una vez frías se pueden guardar en un tupper y aguantan cuatro días. Están más buenas de un día para otro.



                                  

¿Existen Síntomas neurológicos provocados por una alergia o intolerancia al gluten?


El profesor de neurología Norman Latov, del Weill Cornell Medical College, en una entrevista reciente explica:

“Hay una falta de conciencia general de las manifestaciones neurológicas de la enfermedad celíaca tanto en pacientes como en médicos. Los pacientes a menudo presentan únicamente síntomas neurológicos, por lo que la enfermedad celíaca es en lo último que piensan.”
“Existen síntomas  como la ataxia por gluten que afecta a la falta de coordinación, las convulsiones o los trastornos neuropsiquiátricos.” 
“Al igual que en el intestino, también se cree que las manifestaciones neurológicas también son debidas a la inflamación”.

Cuando yo preguntaba a psicólogos y neurólogos acerca de la falta de estabilidad de Daniela, la respuesta siempre era: -Es algo típico en niños con Tea. 
Nunca nadie me habló de la ataxia por gluten, ni de eso, ni de muchas otras cosas. 

Para finalizar os quiero mostrar un artículo sobre la recuperación documentada de un niño diagnosticado de TEA tras dejar de consumir lácteos y gluten.